Prolonga tu deuda con la refinanciación

La financiación es una herramienta clave para las empresas; en muchos casos es su motor.
Gracias a ella se crece, se innova, se aumenta la productividad, pero para conseguirlo hay que hacer una gestión eficaz.
Cuando hay riesgo de incumplir los pagos comprometidos, la refinanciación puede ser una herramienta para proteger la salud financiera de una compañía.
Por ejemplo, si estás pagando varios préstamos actualmente y ves que no puedes asumirlos, la mejor opción es refinanciar tu deuda.
¿Qué es la refinanciación de la deuda?
A este tipo de financiación acuden las empresas con dificultades para atender los pagos de estas operaciones financieras al término de los plazos de carencia.
Con este planteamiento lo que se produce es el reemplazo de un préstamo existente por un préstamo nuevo.
El objetivo es obtener condiciones más favorables, ya sea vía un mejor tipo de interés u obteniendo fondos adicionales.
Normalmente las empresas con buenos resultados y un buen flujo de caja buscan optimizar su coste financiero mediante esta opción.
¿Qué tipos de refinanciación de deuda existen?
El concepto de refinanciación se basa en un cambio de condiciones de las deudas, dirigido a:
- Reducir el plazo
- Reducir la cuota
- Reducir el interés
- Cambiar el tipo de interés
- Unir cuotas

¿Cómo podemos hacer la refinanciación?
- En la misma entidad bancaria en la que la empresa está. Se realizarán los cambios de las condiciones de los préstamos.
- Optar por cambiar de entidad para obtener unas condiciones distintas.
- Reunificando las deudas en una única nueva deuda.
¿Qué ventajas ofrece prolongar la deuda con la refinanciación?
- Permite financiar el desfase entre pagos e ingresos de las operaciones.
- Consigue efectivo en momentos de tensiones de tesorería.
- Permite aprovechar oportunidades de negocio.
- Ayuda a la ampliación y modernización de la empresa.
Condiciones favorables para refinanciar deuda
Demostrar la necesidad de refinanciación: Una vez analizado este proceso, la entidad bancaria necesita saber si el negocio es viable e incluso más rentable.
No adquirir más deudas: No solicitar más dinero prestado y si es necesario deben informar a la entidad bancaria.
Mayor control del pasivo: Intentar que los pagos no agraven la situación de tesorería y la global de la empresa con otras deudas financieras.
Estudiar las condiciones: Adecuándose en tipos de interés y en plazo a las posibilidades de la empresa. La empresa debe ser capaz de poder pagar las cuotas, por lo que interesa que sean lo suficientemente bajas.
Liquidar deudas: En muchos casos se amortizan deudas antiguas para convertirla en un préstamo o préstamos nuevos. En estos casos suele ser conveniente dejar un pequeño remanente de tesorería para los gastos más inmediatos.
Lectura recomendada: Mi empresa necesita financiación ¿qué opciones tengo?
¿Qué pasa si no pago mi refinanciamiento?
Si la empresa presenta atrasos en el pago de las cuotas pactadas o incumplimientos de los plazos acordados o deterioro en su capacidad de pago, la entidad bancaria procederá a reclasificar a la empresa en una categoría de mayor riesgo.
Desde la primera cuota que la empresa deje de pagar, la entidad empezará a aplicar unos intereses de demora, intereses que son superiores a los ordinarios.
Además, todos estos intereses se irán acumulando a la deuda inicial, de manera que, la deuda crecerá y cada vez se deberá más dinero.
CONCLUSIÓN
Gracias a estos tipos de refinanciación, cada vez hay más empresas con una elevada liquidez en el mercado y que por su viabilidad han podido encontrar soluciones.
No esperes hasta no poder pagar para buscar una solución.
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